La energía fotovoltaica es aquella que se obtiene directamente del sol y se transforma en electricidad. Los paneles solares fotovoltaicos son los responsables de llevar a cabo el proceso de transformación que, dependiendo del tipo de instalación fotovoltaica que se haya realizado, suministrarán la electricidad de una forma o de otra. Además, dependiendo de la instalación solar fotovoltaica la electricidad será vertida en la red pública o no, o será almacenada en baterías. A continuación, te detallamos los diferentes tipos de instalaciones fotovoltaicas tanto para empresas como para particulares para que tengas claro cuál de ellas es la que más te conviene. ¡Comenzamos!
¿Cómo funciona un panel solar fotovoltaico?
Antes de comenzar de lleno con los diferentes tipos de instalaciones fotovoltaicas es conveniente hacer una breve explicación sobre qué son los paneles solares fotovoltaicos. Los paneles solares fotovoltaicos, independientemente del tipo de instalación fotovoltaica que se haya llevado a cabo, funcionan de la siguiente manera. Los mismos tienen una gran cantidad de celdas fotovoltaicas que son empleadas para transformar la radiación solar en electricidad. Ello se consigue gracias a que la radiación solar genera cargas positivas y negativas en los semiconductores instalados en las placas. Los semiconductores con cargas positivas y negativas están muy próximos entre sí —pero separados— ello da lugar a la generación de un campo eléctrico. Este se convierte posteriormente en electricidad. Su consumo, sin embargo, se traduce dependiendo del tipo de instalación solar fotovoltaica.
Instalaciones solares fotovoltaicas aisladas
Este tipo de instalaciones fotovoltaicas son las que se suelen realizar en los lugares en los cuales no llega el suministro de la red eléctrica, como, por ejemplo, un chalet en una zona de montaña, o una urbanización aislada de la ciudad. En este caso, las instalaciones solares suministran la electricidad sin necesidad de estar conectadas a la red eléctrica. Para ello, se instalan unas placas solares, un regulador de carga y unos inversores fotovoltaicos, además, de una batería para almacenar la electricidad generada. Lo que ocurre en este caso es que las placas solares van generando electricidad durante las horas de sol y almacenándola en la batería a través de los reguladores, que evitan que esta se dañe, se estropee, o que tenga una sobrecarga. A continuación, cuando se quiere hacer uso de la electricidad, los inversores se encargan de detectar el consumo y de abastecer la demanda a través de la batería. Estos transforman la electricidad en corriente alterna (CA) para que pueda circular a través de la instalación eléctrica. La principal ventaja de esta instalación solar aislada es que puede suministrar electricidad en cualquier lugar que reciba radiación solar sin necesidad de estar conectada a la red eléctrica.
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Ver tiendaInstalaciones solares fotovoltaicas con conexiones a la red eléctrica
Estas instalaciones de energía solar, a diferencia de las instalaciones solares aisladas, son las que se conectan directamente a la red eléctrica para que, en caso de necesidad, se pueda hacer uso de ella o para verter en ella la energía sobrante. Estas instalaciones de energía tienen varias ventajas, como reducir la factura eléctrica en el consumo de electricidad, así como para reducir la contaminación que genera la producción de electricidad a través de la utilización de combustibles fósiles, entre otras. Podemos encontrar dos tipos de instalaciones solares con conexión a la red eléctrica, estas pueden incluir batería o no, dependiendo de las especificaciones:
Instalaciones solares fotovoltaicas con vertido a la red
Estas instalaciones solares conectadas a la red sirven para que, en caso de que el consumo de electricidad haya sido inferior a la cantidad total de energía producida, la electricidad pueda ser vertida en la red eléctrica general. En caso de que la instalación sea inferior a los 100 kw, y que haya habido una sobra de electricidad, esta puede ser vendida a la comercializadora de la red eléctrica o ser compensado de acuerdo a la cantidad a pagar por la potencia que se tenga contratada con ella.
Instalaciones solares fotovoltaicas sin vertido a la red
Estas instalaciones solares se conectan a la red de distribución para hacer uso de ella en caso de que sea necesario, si el panel solar no ha producido la energía suficiente, por ejemplo, a causa del temporal. En este caso, solamente se produce la energía necesaria para que no sobre. Para evitar la posibilidad de una inyección en la red eléctrica se instala un sistema de antivertido. La cantidad restante puede ser almacenada en una batería.
Otro tipo de instalación solar fotovoltaica: Bombeo solar y alumbrado público
Aunque dentro de esta categoría podemos encontrar una gran cantidad de instalaciones fotovoltaicas, la mayoría son instalaciones fotovoltaicas aisladas o conectadas a la red eléctrica con algún tipo de variación. Merece la pena, no obstante, destacar dos tipos que son muy frecuentes es España como es la instalación del bombeo solar y la instalación solar del alumbrado público.
Instalaciones solares fotovoltaicas de bombeo solar
Estas instalaciones solares son muy empleadas en España debido a la cantidad de zonas cálidas utilizadas para el cultivo de alimentos. En estos casos se lleva a cabo una instalación fotovoltaica de bombeo solar que abarata enormemente los gastos del motor para bombear el agua que se destina al riego de los cultivos. En esta instalación el flujo de la corriente es constante y muy abundante, por lo que puede funcionar sin estar conectada a la red eléctrica general.
Instalaciones solares fotovoltaicas para el alumbrado público
Este tipo de instalaciones suelen ser empleadas por el alumbrado público de las ciudades y pueblos. Las mismas funcionan con una placa solar que suele estar ubicada en la parte superior de la farola. Lo que ocurre en este caso es que la energía se deriva hacia una batería que va instalada en la base de la farola, es decir, está enterrada para evitar tener que llevar a cabo un mantenimiento constante. Estas baterías van almacenando la luz a lo largo del día para que llegado el momento de ser utilizadas puedan alumbrar las carreteras y aceras. Por lo general, las farolas o todo tipo de alumbrado público suele contar con sensores para que las bombillas se enciendan automáticamente cuando detecten una escasez de luz solar en el ambiente.